¡Que viva la Patria…y Peter Pan!

viernes, 11 de julio de 2008

Resulta que el martes fui al acto de mis primas en el colegio. El mismo, obviamente, era sobre el día de la independencia. En el momento del Himno, mi cabeza empezó a pensar. ¿Por qué no le habré hecho caso al profe? Él dijo que siempre debemos llevar una libreta, porque las ideas surgen en los lugares poco convencionales. Y así pasó, aunque en ese momento no tuve a mano algo material para plasmar mi pensamiento.
Mientras cantaba el Himno, me acordé de cuando era chica e iba a la primaria. De cuando bailé el carnavalito. O el gato. También de cuando conducía los actos. Pero más allá de mis recuerdos de infante, pensaba en las cosas que nos decían con respecto a la Independencia, a la casita de Tucumán o de los congresales. Me acordaba que nos pintaban la historia de color de rosa, cómo si todo hubiera sido tan fácil. Pensaba, además, en aquellas personas que hicieron posible que nuestro país se liberara de las manos españolas.
Pero lo más insólito que pensé lo relacioné con la actualidad. Pensaba en los debates que se están llevando a cabo por la votación del proyecto de ley 125, o para decirlo en criollo, las retenciones móviles. Pensaba en cómo un pueblo, el que alguna vez se unió para liberarse del dominio español, hoy esté tan secularizado.
De pronto me sentí chiquitita, más chiquita de lo que soy. Y una fuerte sensación de tristeza me invadió. No entendía cómo se me había ido aquella ilusión de la primaria, en la cual unos señores se habían juntado para firmar la independencia de nuestro país. Cómo fue que pasamos a estar viviendo en un país que cada día se prende más fuego. Si no es por una ley inconstitucional (la cual no es ley), es por la flexibilidad moral que tienen nuestros diputados, aquellos que representan a cada provincia, aquellos que representan a los ciudadanos de esas provincias.
Dónde quedaron aquellos hombres y mujeres que peleaban por el bienestar del país a cualquier precio. Y no para beneficio propio. Es así como esa tristeza se me transformó en bronca. Bronca por la situación política que estamos atravesando. Bronca por el accionar de nuestra Presidente, por el orgullo que tiene, por los manejos que hace, por su gabinete.
Y de pronto, toda esa bronca se me pasó cuando escribí todo esto. Si ellos pudieron todos juntos independizarse de otro país, nosotros, también luchando juntos podremos vencer las imposiciones que pretenden asignarnos, o al menos así lo creo yo. Además, agrego, aunque quizás no sea necesario: no me adscribo a ningún partido político en particular, simplemente soy una ciudadana más que pretende que esto se resuelva de una vez por todas.
Y es así como también vuelvo a tener esa pequeña ilusión infantil…
¡VIVA LA PATRIA!

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