Los libros del mundo

martes, 5 de mayo de 2009

A través de nuestro amigo "El Chapa", La Viruta visitó la mayor exposición literaria de nuestro país.
Es un mundo de gente. Los pasillos, sobrepoblados de stands, no dejan ver la belleza que esconde el lugar. Estoy hablando de la 35a Feria del Libro de Buenos Aires, localizada en la Rural Predio Ferial, en Plaza Italia. La Feria del Libro es un evento algo engañoso, un poco como el BAFICI. Con esto quiero decir que uno nunca puede estar seguro de cuan honesto o dedicado a la lectura es el público que asiste; de si están ahí porque realmente quieren “pensar con libros” -como anuncia el slogan- o porque la entrada es imponente y llama tanto la atención que no quieren estar afuera.
En fin, es un mundo de gente que se pierde entre los denominados ‘pabellones’, los refinados puestos para comer algún bocado y un lugar estratégico en el que Federica Pais entrevista, en vivo y para Canal 7, a los conductores de los distintos programas culturales que dicha señal lleva a cabo en la actualidad (léase Ricardo Paenza y Nicolás Pauls). Lo que llama la atención desde un principio es el predominio de Clarín por doquier: una sección de fotos de la revista cultural “Ñ” con citas de diversas personalidades entrevistadas alrededor, un enorme stand de brillantes colores con libros de arquitectura y literatura, una suerte de living con mesas y televisores que reproducen videos musicales mientras uno se toma (si quiere) un café y la presencia de la editorial infantil “Tinta Fresca” con varios de sus libros, entre otras cosas. En frente está, con una presencia un poco menor, un stand de La Nación y el suplemento “adn Cultura”, con sillones, revistas y nada de café. Cabe destacar, además, que “Ñ” hace entrega de un pequeño folleto que se titula “Guía de expositores” y es el mejor compañero para el largo recorrido que uno presiente que le espera.
Los que serían los verdaderos pabellones de la feria se encuentran divididos por colores (Amarillo, Verde, Azul y Rojo); cada uno con alfombras y columnas de su determinado tono y calles que indican cómo llegar hacia cada uno y qué stands se encuentran en cada ubicación. Como curiosidad -y un poco porque fui acompañado de mi madre, profesora de inglés- destaco las ediciones “Kel“, que en Pabellón Amarillo ofrecen novelas y diccionarios de todo tipo, desde Oxford hasta Cambridge. También, y por inclinación personal, en el mismo Pabellón se puede encontrar la Editorial “Tusquets” que edita muchos escritos sobre cine; cosa que también hace la editorial “Paidós”, ubicada en el Pabellón Azul.
Por último, y porque sé que cualquier estudiante actual se podrá sentir identificado, debo hacer mención a la imponente presencia en el Pabellón Verde del Grupo Santillana, cuya editorial “Alfaguara” -especialmente su sección infantil- supone un reencuentro con los cuentos de Ricardo Mariño y Gustavo Roldán, entre otros autores que figuran en una repisa que deja leer la insignia “desde 10 años”. Para no dejar atrás la onda Virutera, siempre están las ediciones musicales de “Melos”. Cancioneros, música y rarezas de todo tipo se podían divisar en un stand que, en todo momento, también era un mundo de gente. Como la feria.
Agradecemos la eterna colaboración de Juan Pablo Schapita, estudiante de la licenciatura en Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Buenos Aires. Si desean leer mas de su pluma, solo es preciso ingresar en lossospechososdesiempre.blogspot.com y discutir junto a él, sobre lo mejor del cine nacional e internacional.

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